El sistema autoinmune es el encargado de proteger al cuerpo contra agentes externos, pero cuando se desequilibra, puede atacar tejidos sanos, provocando enfermedades autoinmunes. La nutrición desempeña un papel clave en el apoyo a su buen funcionamiento. Consumir alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras, ayuda a reducir la inflamación y el daño celular. Los ácidos grasos omega-3, presentes en el pescado y las semillas de lino, también son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias. Evitar alimentos procesados, azúcares refinados y grasas trans puede disminuir los brotes autoinmunes, mientras que una dieta equilibrada que incluya probióticos y fibra puede promover un intestino saludable, esencial para la regulación inmunológica.
Sistema autoinmune
CLÍNICA LLEDÓ RESPONDE
Preguntas frecuentes
Alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras de colores vibrantes (bayas, espinacas, zanahorias), ayudan a combatir el daño celular. Los alimentos con vitamina C (cítricos, pimientos) y vitamina E (nueces, semillas) también refuerzan la función inmune. Además, los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos y semillas de chía, son antiinflamatorios y benefician la regulación del sistema inmune.
El intestino juega un papel crucial en el sistema inmunológico, ya que alberga una gran cantidad de células inmunitarias. Una dieta rica en fibra, probióticos (yogur, kéfir, chucrut) y prebióticos (plátano, ajo, cebolla) promueve un microbioma intestinal saludable, lo que ayuda a regular la respuesta inmune y puede reducir el riesgo de enfermedades autoinmunes.
Es recomendable evitar los alimentos procesados, ricos en grasas trans, azúcares refinados y aditivos, ya que pueden promover la inflamación y empeorar los síntomas de las enfermedades autoinmunes. También se debe limitar el consumo excesivo de alcohol y cafeína, que pueden alterar el equilibrio inmunológico.
Sí, nutrientes como el zinc, la vitamina D, y los ácidos grasos omega-3 son esenciales para la regulación inmunológica. El zinc (presente en legumbres y frutos secos) apoya la función de las células inmunitarias, mientras que la vitamina D (en alimentos como el pescado graso y la yema de huevo, o a través de la exposición solar) es clave para reducir la inflamación y modular la respuesta autoinmune. Los omega-3, presentes en pescados grasos y semillas, ayudan a controlar los procesos inflamatorios.
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