Los tratamientos hormonales, utilizados para equilibrar desequilibrios hormonales relacionados con la fertilidad, menopausia, tiroides u otras afecciones, pueden beneficiarse enormemente del apoyo de una nutrición adecuada.
Algunos nutrientes clave juegan un papel crucial en la regulación hormonal. Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados como el salmón, nueces y semillas de chía, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a equilibrar las hormonas. El magnesio, encontrado en vegetales de hoja verde y frutos secos, es esencial para la función hormonal, especialmente en el manejo del estrés y los ciclos menstruales. Además, el consumo adecuado de proteínas de calidad, es fundamental para la producción de hormonas.
Por otro lado, una dieta rica en azúcares refinados y alimentos procesados puede interferir con los tratamientos hormonales, contribuyendo a desequilibrios y aumentando los niveles de inflamación. También es recomendable reducir el consumo de cafeína y alcohol, que pueden afectar negativamente los niveles hormonales y la función del sistema endocrino.